Estoy a pocas horas de comenzar un nuevo año y me siento plena.
Este año siento que aprendí como nunca.
Conocí una nueva forma de amor, tan pura como divina.
Sentí miedo, terror que te deja impotente.
Probé el dolor, pero sabía que valía la pena.
Creé de muchas formas, algunas conocidas y otras completamente nuevas.
Creí en mi misma, en mi fortaleza y en un mejor porvenir.
Luché por mi nuevo mundo.
Pero sobre todo, me sinceré conmigo misma. Acepté lo que quiero y lo que no, lo que deseo de mi vida, admití lo que alguna vez me lastimó, lo que vale la pena y lo que no y este proceso me llevó a un nuevo sentimiento de poder que no conocía.
Descubrí lo bien que se siente luchar por lo que quieres, creer en ti misma. Que los momentos felices son los que importan y es mágico crear nuevos recuerdos. Como una sonrisa puede iluminar un día entero y que si se tiene una razón no existe el no puedo.
Miro al nuevo horizonte con una seguridad que jamás había sentido pues ahora sé que puedo lograrlo todo.